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29/11/09

y2a -El Gran Secreto De Los Templarios

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27/11/09

s2t2 -Bernardo del Carpio


Bernardo del Carpio
La mal llamada Reconquista (pues no se inició con afán de reconquistar nada ni de unificar la Península) no comienza con los godos, si no con un nuevo reino: Asturias. Para muchos, Pelayo no es continuador de los godos, sino príncipe elegido por los asturesy Covadongasi ocurrió, fue en 722. Los musulmanes decían que Pelayo "reina sobre un pueblo nuevo".
 Con VERMUDO I los astures han ocupado los montes de León, pero son derrotados por HIXEM II en el Burbia. Tras la victoria de Lutos (Narcea) los musulmanes se retiran y una expedición astur llega hasta Lisboa (796). Desde el 791 al 842, Asturias se relaciona con el Imperio de Carlomagno.
ALFONSO II El Casto que reina desde el 791 hasta el 835, traslada la capital a Oviedo. Durante su reinado se produce una gran ofensiva musulmana hacia el norte, pero ayudado por Bernardo del Carpio conquista Zamora y posiblemente Salamanca, ya que conocemos que posee un palacio en Zamora ("Olivares iuxta Palatium nostrum") y Bernardo un castillo cerca de esta última ciudad.
Bernardo nace , según la "Crónica General de España" del rey Alfonso X el Sabio en el año 794, en la corte, fruto de los amores secretos entre Sancho Díaz, conde de Saldaña y mayordomo del Rey y la hermana de éste la infanta doña Ximena. 
Alfonso II el Casto
Alfonso II el Casto

 Bastardo me llaman, rey,
siendo hijo de tu hermana;
tu y los tuyos lo dicen,
que ninguno otro no osaba;
cualquiera que de tal dicho
ha mentido por la barba
que ni mi padre es traidor
ni mala mujer tu hermana,
que cuando yo fui nacido,
ya mi madre era casada...



Alfonso, que ha optado por el celibato, piensa  utilizar a su hermana como instrumento político para estabilizar alianzas por medio del matrimonio, posiblemente con Francia. Por eso la relación de su hermana le supone tal contratiempo que reacciona violentamente encerrándolos de  por vida. Al conde le saca los ojos y lo encarcela en el inexpugnable castillo de Luna, en León (tras apresarlo en una encerrona) y doña Ximena a un convento, a pesar de que sí estaban casados, pues habían contraído matrimonio en secreto. El rey promete solemnemente que no saldrán de allí más que para el entierro cuando les llegue la muerte.
Nace Bernardo y es criado en la Corte bajo la protección de su tío el rey, que ignora quienes son sus padres, ya que todos tienen orden de no revelarlo al niño que crece desconociendo el terrible castigo al que han sido destinados.
Ya con 18 años logra la hazaña guerrera que lo catapulta a la fama y los cantares épicos. El Emperador Carlomagno, ha detenido en Francia el empuje de las huestes musulmanas, y con la excusa de ser el paladín cristiano que puede parar la oleada conquistadora que sube del norte de África y las buenas relaciones con el rey astur, decide ampliar su territorio a costa  de hacerse con varias plazas al sur de los Pirineos.
Según Alfonso X: "Andados XXVII annos del reynado del rey don Alfonso el Casto... , pues que vio que era viejo et de muchos dias, enbio su mandadero en poridad a Carlos, enperador de los romanos et de los alemanes et rey de los francçeses, commo el non auie fijos, et sil quisiese venir ayudar conta los moros, quel darie el reyno".

Bernardo, (Bernaldo según el rey sabio), que  participa ayudando al rey Marsil de Zaragoza, y apoyado por las tribus vascas, derrota a la retaguardia del ejército imperial en el desfiladero de Roncesvalles, donde muere   lo más granado de la nobleza: los Doce Pares de Francia, y entre ellos su paladín Rolando o Roldán "La Chanson de Roland") a quien reta y mata en duelo singular Bernardo que se hace con la mítica espada Durendal,(para otros Duradante o Durandal), a la que al sentirse herido el paladín francés, trata de romper golpeando contra una roca, que lejos de romperse, se hunde en la peña sin quebrarse.
Rolando, héroe de los cantares de gesta franceses, también es un hijo furtivo de un noble y la hermana del emperador Carlos.

La batalla de Roncesvalles en un cuadro del siglo XV




 Cuéntame una historia, abuela.
- Siglos ha que con gran saña,
por esa negra montaña
asomó un emperador.
Era francés y el vestido
formaba un hermoso juego:
capa de color de fuego
y plumas de azul color.
- ¿Y qué pedía?
- La corona de León.

Bernardo, el del Carpio, un día
con la gente que traía,
"¡Ven por ella!", le gritó.
De entonces suena en los valles
y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
en esa de Roncesvalles!

- ¿Se acabó la historia, abuela?
- Allí, con fiel arrogancia,
los Doce Pares de Francia,
también estaban, también.
Eran altos como cedros,
valientes como leones,
cabalgaban en bridones,
águilas en el correr.

- Sigue contando.
- Salió el mozo leonés,
Bernardo salió, y luchando
a todos los fue matando,
y hubiera matado a cien.
De entonces suena en los valles
y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
en esa de Roncesvalles!

- Me place la historia, abuela
- Con qué ejército, Dios mío,
de tan grande poderío
llegó Carlo Magno acá.
¡Cuántos soldados! No tiene
más gotas un arroyuelo,
ni más estrellas el cielo,
ni más arenas la mar.

- ¿Y qué, triunfaron?
- Dios no los quiso ayudar
El alma les arrancaron
a sus pies los derribaron
como al roble el huracán.
De entonces suena en los valles
y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
en esa de Roncesvalles!

- Sigue con la historia, abuela.
- Diz que dice un viejo archivo
que no quedó un francés vivo
después de la horrenda liz.
Y así debió ser, pues vieron
el sol de los horizontes
muchos huesos en los montes
y muchos buitres venir.
¡Qué gran batalla!
No fue menos el botín:
banderas, cotas de malla
y riquezas y vitualla
se recogieron sin fin.
De entonces suena en los valles
y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
en esa de Roncesvalles!.

- ¿Y el emperador, abuela?
- Huyó sin un hombre luego,
la capa color de fuego
rota y sin plumaje azul
Bernardo, el del Carpio,
torna a Castilla tras la guerra
y al poner el pie en su tierra
lo alcanza su multitud.
¡Qué de alegrías!

- En verlas gozarás tú.
- Hubo fiesta muchos días,
tamboriles, chirimías,
y canciones a Jesús.
De entonces suena en los valles
y dicen los montañeses:
- ¡Mala la hubisteis, franceses,
en esa de Roncesvalles

Recogida por Cruz Ullod



Alfonso II el Casto, en su hostigamiento a los reinos musulmanes del sur, llega hasta Benavente, en cuya batalla con el rey moro Ores, se vió rodeado y a pie al morir su caballo; entonces llegó Bernardo que le ofreció su caballo y le cubrió las espaldas salvándole la vida. El rey se lo agradece dándole para él y sus herederos el castillo del Carpio, cerca de Alba de Tormes (Según la "Crónica General" de Alfonso X, esBernardo quien construye el castillo en ese lugar). Igualmente sobresalió en la batalla de Zamora contra  el ejército de Alchaman.
El caballero francés  don Bueso (muy cantado en el romancero popular), invade tierras del reino de Asturias, presentando batalla contra el ejército real cerca del castillo de Amaya; allí muere en duelo con Bernardo, tras de lo cual sus tropas abandonan el campo y huyen a Francia.
Tras los éxitos militares, y viendo su  posición en la corte, como posible heredero de la corona, dos nobles Blasco Meléndez y Suero Velásques, familia del conde de Saldaña, apenados por la prisión de éste, consiguen que una dama aprovechándose de un juego, le cuente a Bernardo la situación en la que se encuentran sus progenitores.
Lo único que solicita y exige en pago a sus favores 
Bernardo, es la liberación de su padre, no consiguiéndolo por que el rey no quiere faltar a la palabra dada públicamente.
Peña de la traición en Carpio<b>Bernardo</b>
Peña de la traición
en Carpio-
Bernardo

A la muerte de Alfonso II (año 842), la corona pasa por Ramiro y luego a Ordoño, reinados breves en ambos. A estos le sigue Alfonso III el Magno (866-910). Ninguno libera al Conde Sanz Díaz a pesar de la fidelidad de Bernardo. Esta exigencia irrita grandemente al rey, que una de las veces lo expulsa del reino
Estando en el exilio, con el derecho que le da el destierro, se dedica a guerrear contra algunas plazas de Alfonso III el Magno (creador del reino de León al dividir el territorio en tres partes para sus hijos), desde el castillo del Carpio cercano a Salamanca; el rey le pide que le devuelva el castillo y a cambio sacará a su padre del encierro. Sospechando que se trata de una celada, Bernardo acude a la cita rodeado de sus soldados dejando otros guardando el castillo, por lo que el rey no puede llevar a cabo su traición. Hoy el cerro del carpio donde aún quedan algunos pedazos pequeños del muro, en el pueblecito de Carpio-Bernado, se llama la "peña de la traición"; esa denominación toponímica se debe seguramente a este hecho, que se narra en uno de los mejores romances:


Con cartas y mensajerosel rey al Carpio envió:
Bernaldo, como es discreto, de traición se receló
las cartas echó en el suelo y al mensajero habló:
"Mensajero eres, amigo, no mereces culpa, no;
mas al rey que acá te envía dígasle tú esta razón:
que no lo estimo yo a él ni aun a cuantos con él son;
mas, por ver lo que me quiere,todavía allá iré yo."
Y mandó juntar los suyos,de esta suerte les habló:
"Cuatrocientos sois, lo míos, los que comedes mi pan:
los ciento irán al Carpiopara el castillo guardar;
los ciento por los caminosque a nadie dejen pasar;
doscientos iréis conmigopara con el rey hablar;
si mala me la dijerepeor se la he de tornar."
Por sus jornadas contadasa la corte fue a llegar:
"Manténgavos Dios, buen rey, y a cuantos con vos están."
"Mal vengades vos, Bernaldo,traidor, hijo de mal padre:
dite yo el Carpio en tenencia,tú tómaslo de heredad."
"Mentides, el rey, mentides, que no dices la verdad;
que si yo fuese traidor a vos os cabría en parte:
acordársevos debía de aquélla del Encinal,
cuando gentes extranjeras allí os trataron tan mal,
que os mataron el caballo y aun a vos querían matar:
Bernaldo, como traidor, de entre ellos os fue a sacar,
allí me distes el Carpio de juro y de heredad;
promestístesme a mi padre, no me guardastes verdad."
"Prendedlo, mis caballeros, que igualado se me ha!"
"Aquí, aquí los mis doscientos, los que comedes mi pan,
que hoy era venido el día que honra habemos de ganar!"
El rey, de que aquesto viera, de esta suerte fue a hablar:
"Qué ha sido aquesto, Bernaldo, que así enojado te has?
Lo que hombre dice de burla de veras vas a tomar?
Yo te do el Carpio, Bernaldo, de juro y de heredad."
"Aquesas burlas, el rey, no son burlas de burlar;
llamástesme de traidor, traidor hijo de mal padre;
el Carpio yo no lo quiero, bien lo podéis vos guardar,
que cuando yo lo quisiere muy bien lo sabré ganar."


Alfonso II el Casto, tras recibir  las llaves del castillo y convencido por los nobles de la corte, accede a liberar al conde Saldaña. Pero cuando van a buscarlo a la prisión, ya  ha muerto; no obstante, el rey manda que lo vistan y coloquen en un sillón para recibir a su hijo.
Cuando 
Bernardo acude junto al cadáver de su padre, tras los primeros momentos de dolor, manda sacar a su madre de su reclusión en el convento y hace  que una su mano a la del difunto para que sea público ante los cortesanos y la nobleza el matrimonio de sus progenitores.
Despechado y frustrado abandona el reino (según otros autores es desterrado por el rey) y se dedica a vagar errante buscando la muerte en el combate sin lograrlo, muriendo a los 82 años. (En esa época la esperanza de vida era la mitad).
Espada DurendalA su muerte fue enterrado en el Monasterio de Santa María la Real  de Aguilar de Campoo en una cueva bajo el monasterio y en la tumba reposó su espada. Este sepulcro fue lugar de peregrinaje durante siglos; incluso el Emperador Carlos I fue a visitarla en 1517 con su hermana Leonor.  Cuando desembarcó en Laredo tras ser nombrado emperador, el 30 y 31 de julio de 1522 vuelve a Aguilar y visita el sepulcro de Bernardo del Carpio, llevándose la espada legendaria que hoy se conserva en la Armería de Madrid (con el nº 1698, armario C). De la tumba no quedan restos, pero aún existía en 1850 cuando Madoz redacta su Diccionario. El Monasterio, joya del románico también se encuentra arruinado.
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23/11/09

s2t2 -Zapatero a tus Zapatos

NOTA DE VRedondoF:
Normalmente no se ven las fotografias de este autor , si quieres verlas estan vete a
  su web




¡AVISO! Esta entrada no tiene ninguna connotación política. )
Y creo necesario advertirlo debido al excesivo uso que se  está haciendo actualmente de esta expresión motivado, como todo el mundo sabe, por la coincidencia con el apellido del presidente de gobierno español.
Así que fiel a mis ideales y muy lejos del día en que yo comience  hablar de política, lo que voy hacer es contar de donde viene esta expresión que tiene más de 2.000 años de antigüedad.

Pero antes, para ponernos en situación, hablaré un poco de la persona que la pronunció, el pintor Apeles. Un personaje que por lo poco que se sabe de él, no tenía desperdicio.
Apeles fue uno de los más  geniales pintores griegos de la antigüedad y su fama era tan grande que su nombre ha llegado hasta nuestros días a pesar de no conservarse ninguna de sus obras. Pero esto no ha sido obstáculo para que  su estilo y técnica, conocida por detalladas descripciones literarias, sirviera de estudio e inspiración para los pintores delRenacimiento.

Pintura mural de Pompeya donde se cree que se representa la Venus Anadiómena del pintor Apeles.
Fue el pintor favorito de Alejandro Magno, del que pintó varios retratos y dicen que El Conquistador lo tenía en tan gran aprecio, que incluso permitía  que le tratara con una familiaridad que nadie se atrevía. Como en una ocasión que Apeles se atrevió a burlarse de la ignorancia pictórica del Gran Alejandro e incluso tuvo la osadía de hacerle callar.

Apeles hace callar a Alejandro Magno, grabado de Salvator Rosa. (1661)
También cuentan que mantenía una fuerte rivalidad con Zeuxis, otro afamado pintor de la época. Un día Apeles invitó a su rival a su casa para mostrarle un cuadro que acababa de pintar. Según dicen, Zeuxis llegó a la habitación donde estaba la pintura y se acercó para aparatar una cortina que la tapaba. El chasco fue cuando se dio cuenta de que la cortina también estaba pintada. Zeuxis reconoció allí mismo la superioridad Apeles.



Alejandro el Grande visita a Apeles mientras está pintando a Campaspe. Cuadro deGiambattista Tiepolo.

Pero a lo que iba, lo del zapatero y sus zapatos. Pues resulta que a Apeles le gustaba exponer sus obras recién acabadas y esconderse para escuchar lo que decían sin que supieran que estaba allí. Un día un zapatero que observaba una pintura donde aparecía una mujer con unas sandalias, criticó que  aquellas sandalias estaban mal hechas, que tenían pocas cintas. Apeles lo escuchó y decidió hacer caso de su recomendación retocando las sandalias.
A los pocos días el mismo zapatero volvió a pasar por allí y al ver que le habían hecho caso en su crítica, se creció y empezó a sacar defectos en las piernas, en las ropas, en la cara… Apeles que estaba escondido escuchando no aguantó más y saliendo de sus escondrijo le espetó:
”¡ Ne supra crepidam sutor judicaret ! ”
O lo que es lo mismo
” ¡ El zapatero no debe de juzgar más arriba de las sandalias ! ”
Frase que en castellano y con el tiempo,  se ha convertido en el conocido… “Zapatero a tus zapatos.”
Más en:
Apeles (Wiki)






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16/11/09

Exterminados en nombre del Rey


LOS TEMPLARIOS

Exterminados en nombre del Rey

Por Fernando Díaz Villanueva

El Muro de los Lamentos y la Mezquita de Al Aqsa.
La caída de San Juan de Acre en manos musulmanas marcó el fin de las Cruzadas y de la razón de ser delos Caballeros Templarios: ya no podrían velar por la seguridad de los peregrinos en el camino de Jerusalén, ni batirse el cobre con la morisma a sablazo limpio; ya no podrían, en suma, volver a reunirse en su palacio central, antigua mezquita de Al Aqsa, construido sobre los restos del Templo de Salomón...
La Cruzadas terminaban por puro agotamiento y porque el encantamiento que un día hipnotizó a Europa se había esfumado para siempre. Durante los dos siglos de esforzada y estéril lucha contra el infiel en Tierra Santa, las ciudades europeas habían crecido y prosperado, los reinos se habían ensanchado y las agujas de las catedrales góticas pespunteaban el cielo de todo el Occidente latino. Tierra Santa y el hechizo de Oriente ya no eran necesarios en un mundo nuevo, optimista y renovado. Los caballeros de la Orden del Temple, los bizarros monjes guerreros, barbados y envueltos en su hábito blanco, eran ya hombres de otra época.

Pero los templarios estaban convencidos de que los Santos Lugares eran eso mismo, santos, y había que reconquistarlos, aun a riesgo de que les tocara hacerlo en solitario, ya que ningún monarca de la Cristiandad estaba por la labor de jugarse un solo céntimo en la aventura. En 1302 perdieron su última posesión, la isla de Arwad, frente a la costa de Siria. Se replegaron entonces a Chipre, con la idea de saltar sobre el continente tan pronto como estuviesen preparados. Pero Chipre ya estaba ocupada por otra orden, la del Hospital, que había salido de Tierra Santa buscando un lugar al sol. No lo encontraría tampoco en la isla, que se convirtió en una base comercial de los venecianos, muy poco amigos, por lo demás, de meterse en guerras si no era estrictamente necesario y por cuestiones que afectaran a los negocios.

Los hospitalarios saldrían de Chipre para instalarse en Rodas, donde gobernaron durante dos siglos con gran aprovechamiento. Solimán el Magnífico les sacaría de allí y Carlos V, enemigo íntimo del turco, les buscó refugio en Malta para que, ya de paso, le vigilasen el flanco oriental de las incursiones otomanas. De ahí que la del Hospital sea hoy conocida como Orden de Malta y siga existiendo tan campante, con su Gran Maestre, su palacete en Roma y 
su página web.

A los templarios les estaba reservada una suerte bien distinta. Concluida la desastrosa campaña oriental, la jerarquía de la Orden se trasladó a Francia, creyendo que allí, en el corazón mismo de la Cristiandad, nada malo les podría pasar. Tenían buena fama, planes de futuro y dinero para llevarlos a cabo.

Esa fue su perdición.

Reinaba en Francia por aquellos años, los primeros del siglo XIV, Felipe IV, llamado El Hermoso porque se las llevaba de calle; un Capeto pendenciero y derrochón que había sustituido en el trono a su hermano, a quien alguien oportunamente había envenenado. Era implacable y frío como un témpano. Sus admiradores le motejaron como "el rey de mármol"; sus detractores, en cambio, decían no era un hombre ni una bestia: era, simplemente, una estatua.

El marmóreo e impasible Felipe IV quería ser el único mandamás de Francia. Eso, en aquellos tiempos de feudos, señoríos y mil privilegios eclesiásticos, no era del todo imposible, pero costaba mucho dinero. Quería, además, prevalecer sobre los ingleses, anexionarse Flandes, mantener Aragón a raya y ser coronado emperador de Alemania. Eso costaba más aún, mucho más de lo que sus rentas reales le permitían.

Para aliviar sus maltrechas finanzas decidió saquear concienzudamente a los que no se podían defender. Expulsó a los judíos en 1306 y se quedó con todos sus bienes, y, ya que estaba, se erigió en cobrador de todos sus préstamos, que pasaron a engrosar el tesoro real. Luego la tomó con los banqueros lombardos, a quienes expropió sin miramientos. Maleó y devaluó la moneda, ganándose por ello el mote de El Falsificador. Confiscó propiedades a la Iglesia y cobró sus diezmos. El Papa protestó y él, lejos de amilanarse, lo mandó arrestar: trasladó la Santa Sede a Aviñón y puso en su lugar a un obispo francés.

Cuando ya no quedaba nadie por robar, puso sus codiciosos ojos sobre la rica y vigorosa Orden del Temple. Trató primero de colocar a uno de sus hijos como gran maestre de la misma, pero no coló. Lo intentó después proponiendo una fusión del Temple y el Hospital... bajo su protección. Tampoco funcionó. Atacó entonces el problema de frente. Aprovechó la confesión de un antiguo prior templario rebotado, un tal Esquin de Floyran, y la emprendió contra la Orden. Floyran acusaba a sus ex compañeros de aterradores pecados como la idolatría, la sodomía y los besos obscenos. Les acusaba también de renegar de Cristo en las ceremonias de admisión y de que, en los capítulos, el presidente absolvía en grupo.

Jacques de Molay.El 13 de octubre de 1307 el Rey dictaminó el fin del Temple. Dispuso que todos sus miembros fueran detenidos, así como la clausura de sus prioratos. El tesoro y las incontables propiedades muebles e inmuebles de la Orden fueron requisados por agentes reales. Para dar al latrocinio una apariencia de legalidad sólo quedaba celebrar un juicio. Pero antes había que instruirlo. Los templarios, que no se opusieron a la detención, fueron encerrados en mazmorras y torturados hasta que dijeron lo que el Rey quería oír.

No hubo héroes: el gran maestre, Jacques de Molay, confirmó la versión de Floyran, buscando así clemencia y una salida digna en alguna abadía perdida del sur de Francia.

El papa Clemente V, que era de quien dependía el Temple –y todas las órdenes monásticas–, reaccionó tarde y convocó un concilio en Vienne para que otros –él no era capaz– decidiesen el destino de la Orden. Felipe contraatacó con unos Estados Generales en Tours que hicieron la vida imposible al Concilio. Al final, el Papa se rindió y declaró la disolución de los Caballeros Templarios y la condena a cadena perpetua de sus cabecillas. Molay, sintiéndose traicionado por el Papa y por el Rey, juró en arameo delante del tribunal, se desdijo de su declaración inicial e hizo una encendida defensa del Temple.

El mitin gratuito e innecesario le salió carísimo. Él y otros 36 templarios reincidentes fueron condenados a morir en la hoguera.

El 18 de marzo de 1314, Molay fue atado a una estaca frente a la catedral de Notre Dame. Pidió a los verdugos que le permitieran juntar las manos para poder orar. Miró al cielo y, cuando las llamas ya le alcanzaban, se dirigió a los presentes, que eran un montón, porque en el siglo XIV las ejecuciones eran actos muy concurridos, y les dijo, sentencioso:
Dios sabe quién se equivoca y ha pecado, y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir.

Clemente, y tú también, Felipe, traidores a la palabra dada, ¡os emplazo a los dos ante el Tribunal de Dios!.. A ti, Clemente, antes de cuarenta días; y a ti, Felipe, dentro de este año.
Clemente V pasó a mejor vida sólo un mes después que el maldito Molay. En noviembre, cuando ya estaba todo olvidado, Felipe IV se cayó del caballo mientras cazaba y se quedó en el sitio. Antes de ser enterrado en la basílica de Saint-Denis, le sacaron el corazón y lo enviaron, junto a la cruz de los Templarios, a un monasterio lejano. La profecía se había cumplido.
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11/11/09

y2a -Expedición de Drake de 1587 y Las Preocupaciones de un Rey


Expedición de Drake de 1587

Expedición inglesa de 1587
Parte de la guerra anglo-española de 1585-1604
AtaqueDrakes.jpg
Mapa de Drake del ataque a Cádiz.

Fecha12 de abril - 6 de julio de 15871
LugarBahía de CádizAlgarveLisboa yAzores.
ResultadoContundente victoria inglesa
Beligerantes
Bandera del Imperio Español EspañaBandera del reino de Inglaterra Inglaterra
Comandantes
Pérez de Guzmán (Cádiz)
Álvaro de Bazán (Lisboa)
Francis Drake
En abril y mayo de 1587, en el contexto de la guerra anglo-española de 1585-1604, el corsario inglés Francis Drake dirigió una expedición militar contra las fuerzas navales que España estaba preparando para invadir Inglaterra.
La flota de Drake atacó la armada española anclada en la bahía de Cádizdestruyendo gran parte de la flota, desembarcó en el Algarve saqueando varias fortalezas, bordeó la costa portuguesa hasta Lisboa, donde también amenazó la flota de Álvaro de Bazán, y desviándose hacia las Azores capturó una nave de la flota de Indias cargada de riquezas.
Los daños causados por la flota inglesa en la armada española, sin precedentes en la historia militar de ambos países, provocaron una demora de más de un año en los planes españoles de invasión de Inglaterra.

Contenido

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Contexto [editar]

En la segunda mitad del siglo XVI concurrieron una serie de circunstancias económicas, políticas y religiosas que tensaron la relación entre Inglaterra y España:
El protestantismo inglés se enfrentaba al catolicismo de español; Isabel I de Inglaterra había sido excomulgada por el Papa Pío V en 1570, y Felipe II de España había firmado en 1584 el tratado de Joinville con la Santa Liga de París, a fin de combatir el protestantismo.
Las constantes expediciones de los corsarios ingleses contra los territorios españoles en las Indias y contra la flota del tesoro, que cargada de riquezas alimentaba las finanzas de la metrópoli, suponían para España una amenaza a sus intereses económicos.
El apoyo inglés a las Provincias Unidas de los Países Bajos, que en esa época mantenían contra España la guerra de los ochenta años para conseguir su independencia de la corona española, quedó plasmado en eltratado de Nonsuch de 1585, mediante el cual se pactaba una alianza militar anglo-holandesa contra España. El apoyo inglés a Don Antonio, pretendiente al trono portugués (anexionado a España en 1580) era otra fuente de disputas.
El creciente poder del Imperio Español, que en 1580 había anexionado el Imperio Portugués, estaba en constante expansión en América, y contaba con el apoyo de los Habsburgo en Alemania y de los príncipes italianos, era considerado por Inglaterra una amenaza para su seguridad.
En 1585 la tensión existente entre ambos países desembocó en la guerra anglo-española (1585-1604). Felipe II ordenó armar una gran flota militar; la Armada Invencible, como sería conocida esta flota, se estaba formando apresuradamente en los puertos españoles de CádizLisboa con el objetivo de invadir Inglaterra.

La expedición [editar]

Preparativos [editar]

Isabel I encargó a Sir Francis Drake, corsario inglés destacado en anteriores expediciones navales, el mando de una flota que tendría la misión de inspeccionar los preparativos militares españoles, interceptar sus suministros, atacar la flota y si fuera posible los puertos españoles.2
A tal fin la reina puso a disposición de Drake 4 barcos de la Royal Navy: el Elizabeth Bonaventure, con el propio Drake al mando; el Golden Lyon, capitaneado por William Burroughs; el Rainbow por el capitán Bellingham; y el Dreadnoughtpor el capitán Thomas Fenner. Otros 20 barcos más, buques mercantes y pinazas armados, se unieron a éstos en la expedición .2 3 Los gastos de estos barcos fueron costeados por un grupo de comerciantes de Londres, que participarían de los beneficios en la misma proporción en que hubieran hecho sus aportaciones a la flota; la reina Isabel, como dueña de las 4 naves de la Royal Navy, recibiría el 50% de los beneficios.4
El 12 de abril1 de 1587 la flota inglesa zarpó de Plymouth. Siete días después de su partida, la reina enviaría a Drake una contraorden en la que disponía que no se debería llevar a cabo ningun tipo de hostilidad contra la flota o los puertos españoles.5 Esta misiva nunca llegó a manos de Drake debido a que el barco que debía entregarla, forzado por vientos contrarios, tuvo que regresar a puerto sin haber podido darle alcance.6

Ataque a Cádiz [editar]

A la altura de Galicia fueron dispersados por una tormenta que duró 7 días, durante la cual una de las pinazas se fue a pique.7 Tras reagrupar la flota, encontraron dos naves holandesas de MiddelburgZelanda, que les informaron de que en Cádiz se estaba preparando una gran flota española de guerra lista para partir a Lisboa.8
Al atardecer del 29 de abril la flota inglesa entró en la bahía de Cádiz. En aquel momento había en el puerto 60 naos, y varios barcos más pequeños. Tras el avistamiento, otras 20 naves francesas presentes en la bahía y otras embarcaciones pequeñas buscaron refugio enPuerto Real y Puerto de Santa María, protegidos por los bancos de arena que las grandes naos no podían atravesar.
Juan de Vega, corregidor de Cádiz, mandó aviso a Alonso Pérez de Guzmán, duque de Medina-Sidonia, quien llegó desde Sanlúcar esa misma noche para hacerse cargo de la defensa de la plaza. Las galeras españolas, que en ausencia del Adelantado Mayor de Castilla estaban bajo el mando de Pedro de Acuña, salieron al encuentro de la flota inglesa, debiendo retirarse hacia Cádiz ante la superioridad inglesa. Los puestos en tierra abrieron fuego de artillería desde la costa contra la flota inglesa con poco éxito, pero sí consiguieron rechazar un intento de desembarco con lanchas en el Puntal.9
Durante la noche del 29 y todo el día y la noche siguientes prosiguieron los combates en la bahía. Al amanecer del 1 de mayo los ingleses se retiraron, habiendo destruido entre 2310 y 3311 naves españolas, sumando entre todas un peso de 10.000 toneladas,8 además de haber capturado otras 4 naves llenas de provisiones.12

Portugal [editar]

Tras salir de Cádiz la flota de Drake dirigió su rumbo por la costa suroeste de España y Portugal, destruyendo todas las naves que encontraron a su paso, incluidos los barcos pesqueros. El 14 de mayo desembarcaron 1.000 hombres en Lagos, en el Algarve portugués, y asaltaron las fortalezas de SagresLa ValieraBoliche y cabo de San Vicente.13
De allí se dirigió hacia Lisboa, donde el marqués de Santa Cruz Álvaro de Bazán estaba supervisando la preparación de la flota que debería unirse a la de Cádiz para la invasión de Inglaterra. La flota inglesa se detuvo en Cascais, desde donde propusieron a Álvaro de Bazán un intercambio de prisioneros, a lo que este respondió negando tener en su poder ningún súbdito inglés ni estar preparando ninguna acción contra Inglaterra. Tanto Drake como Bazán rehusaron entrar en combate, limitándose a un intercambio de fuego de artillería entre la flota inglesa y las fuerzas hispano-portuguesas en tierra, que no produjo bajas.7
Drake ordenó levar anclas, marchando nuevamente hacia Sagres, donde la tropa inglesa se abasteció de agua, manteniendo algunos enfrentamientos con las carabelas españolas que habían salido en su persecución desde Cádiz. El 2 de junio los heridos y enfermos ingleses fueron evacuados hacia Inglaterra. Esa misma noche comenzó una tormenta que les impidió la navegación durante 3 días.
La decisión de desembarcar en el Algarve, considerada innecesaria y peligrosa por el segundo al mando, capitán William Burroughs, y los planes de Drake de navegar hacia la isla Terceira, llevaron a Burroughs a discutir las órdenes de Drake, lo que impulsó a éste a relevar a aquel del mando y ponerlo bajo arresto.14 Burroughs sería enviado de vuelta a Inglaterra, quedando Drake con sólo 9 naves.7

En las Azores [editar]

El 8 de junio la flota de Drake avistó a 20 leguas de la isla de San Miguel la carraca portuguesa San Felipe, que procedente de la Indiavenía cargada de riquezas, y tras un breve intercambio de fuego, la capturaron (ésta sería la primera nave capturada en el camino de regreso de las Indias). Tras apoderarse del San Felipe y de la enorme fortuna que cargaba en oroespecias y seda, estimada en 108.000libras15 (de las que el 10% fueron para el propio Drake16 ), la flota inglesa regresó hacia Inglaterra, donde llegaron el 6 de julio.

Consecuencias [editar]

La expedición liderada por Francis Drake fue un éxito militar rotundo: más de 100 embarcaciones españolas de distintos tonelajes resultaron destruidas o capturadas en el transcurso de la expedición.8 Las pérdidas económicas y materiales causadas entre la flota española por el ataque inglés provocaron que los planes españoles de invasión de Inglaterra hubieran de ser pospuestos más de un año. No sería hasta agosto de 1588 cuando la Armada Invencible estuviera lista para partir hacia las islas británicas.
Los documentos incautados por los ingleses en la captura del San Felipe, donde se detallaba el tráfico marítimo con las Indias Orientales y lo lucrativo del comercio en la zona, servirían años después como base para la fundación de la Compañía Británica de las Indias Orientales.17

Referencias [editar]

  1. ↑ a b En la literatura histórica de Inglaterra, que en esa época se regía por el calendario juliano, se mencionan las fechas con 10 días de antelación.
  2. ↑ a b John Barrow: The life, voyages, and exploits of Admiral Sir Francis Drake.
  3.  John Lothrop MotleyHistory of the Netherlands habla de 24 naves inglesas, además de las 4 de la Royal Navy.
  4.  Acuerdo de Drake con los comerciantes ingleses y relación de éstos, pag. 26-27.
  5.  Instrucciones a Drake del 19 de abril; ibid, pag. 28.
  6.  Explicación del gobierno sobre la conducta de Drake; ibid, pag. 43.
  7. ↑ a b c Robert Leng, a bordo de la flota inglesa: Sir Francis Drake's memorable service done against the Spaniards in 1587.
  8. ↑ a b c Richard HakluytA brief relation of the notable service performed by Sir Francis Drake, 1587.
  9.  Relación española de los hechos: páginas [1][2][3],[4],[5][6][7].
  10.  Despacho del duque de Medina-Sidonia a Felipe II sobre el ataque a Cádiz: Facsimil y transcripción.
  11.  Carta de Francis Drake a Francis Walsingham, secretario de Isabel I, (Barrow, pag 102).
  12.  Carta de Francis Drake a John Foxe.
  13.  Amerilis.
  14.  Barrow, pag. 108
  15.  Inventario de la carga del San Felipe, pag. 50
  16.  Hans P. Kraus: Sir Francis Drake: A pictorial biography.
  17.  Christian Isobel Johnstone: Live and voyages of Drake, 1837.
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En los articulos de Historia con Historia en algunas ocasiones no se ven lña fotografias , para ello es conveniente ir a la pagina original de publicacion.

Las Preocupaciones de un Rey


Felipe II despacha en El Escorial.
Pues sí. En contra de la antigua creencia de que la naturaleza de los reyes flotaba entre lo humano y lo divino y las debilidades humanas no iban con ellos, los monarcas también tenían su corazoncito y cuando las cosas se ponían complicadas afloraban entonces sus más terrenales sentimientos. Incluso en reyes tan poderosos como lo fue Felipe II.

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Un ejemplo de lo que digo ocurre cuando un viejo conocido nuestro, el corsario inglés Francis Drake, inicia la Expedición de Drake de 1587 o como al  pirata británico, dando muestras de su humor inglés, le gustaba llamarla ” Singeing the king of Spain’s beard” (Chamuscando la barba del rey español).



El corsario Francis Drake.
Su misión principal consistió en hostigar a la flota española, que por aquel entonces preparaba su Armada Invencible, para así evitar la inminente invasión española a tierras inglesas. Para eso se dirige a la bahía de Cádiz en donde están fondeados gran parte de las naves españolas y en un hábil golpe de mano, el inglés hereje, al que el diablo confunda,  consigue su propósito  hundiendo una treintena de barcos españoles y capturando otras cuatro naves llenas de víveres.



Mapa de Drake al ataque de Cádiz (1587)

Felipe II, enterado del descosido que le ha preparado el inglés y enterado también de que se dirige hacia Lisboa con aviesas intenciones, dicta rápidamente una carta  al Duque de Medina-Sidonia instándole que con toda celeridad, salga de Cádiz con su infantería y caballería para pararle los pies al corsario. La carta se conserva íntegra y es un documento descubierto recientemente.



Sobre de la carta con la dirección.
Por el Rey – Al Duque de Medina-Sidonia su primo. (4 Mayo 1587)



Primera hoja de la carta.

Pero lo más llamativo de la misiva y donde se refleja la honda preocupación del rey por el asunto es al final de la carta, donde Felipe II de su puño y letra, añade la siguiente posdata:
“Con mucho más cuidado me tuviera este negocio si no os hallarais vos en él, con que espero que ha de tener un buen final.”
Yo el Rey



Detalle de la posdata manuscrita del rey ( Se nota en el cambio de caligrafía, mas ilegible) y su firma. Siempre firmaba como “Yo el Rey”
Si tenemos en cuenta que por aquel entonces el rey era bastante anciano y que por culpa de sus achaques tenía serias dificultades para escribir (como demuestra su caligrafía) en su mensaje habría que leer -entre líneas y olvidando las formalidades-  lo siguiente.
“Oye macho que los tengo de corbata, así que como no lo resuelvas tú no sé quien  narices lo va hacer.”
A pesar del deseo del rey y de los empeños del de Medina-Sidonia, Drake siguió pirateando por costas portuguesas llegando hasta las azores y causando un grave perjuicio a los intereses españoles. Tanto es así  que los planes de la invasión de Inglaterra con La Armada Invencible, que estaban prácticamente acabados, se tendrían que aplazar en más de un año.

Más en:
Carta de Felipe II al Duque de Medina-Sidonia. (Biblioteca Digital Mundial)
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