Historia de España 8: La España de los Borbones
From: artehistoriacom | 28 de diciembre de 2009 | 8234 reproducciones
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El siglo XVII representa en España, así como en Europa el auge del absolutismo. La monarquía absoluta de derecho divino, consigue imponerse definitivamente, y su máxima figura es el monarca francés Luis XIV, El rey Sol. Este modelo político, conocido como Antiguo Régimen, se extenderá por Europa y se mantendrá hasta la Revolución Francesa, a finales de la centuria.
El rey absoluto, centraliza todo el poder, eliminando privilegios y particularidades. La nobleza, despojada de su poder político, se convierte en aristocracia cortesana, contribuyendo al boato del rey.
Por debajo de él una amplia burocracia, un ejército especializado y una diplomacia compleja le ayudan en sus tareas de gobierno.
En España, el absolutismo llega de la mano del primer Borbón, Felipe V.
La muerte del último Habsburgo español, Carlos II, ocurrida en 1700, genera grandes expectativas de beneficio en dos candidatos a controlar la sucesión, Luis XIV de Francia y el Emperador austriaco, Leopoldo I. La herencia española, que comprende el dominio sobre diversos puntos estratégicos europeos, como Nápoles, Cerdeña, Sicilia, Milán y los Países Bajos, amén de los territorios peninsulares y americanos, convertirá a su beneficiario en la potencia hegemónica mundial y hará peligrar el precario equilibrio europeo.
Para evitar dicho fin, se llevan a cabo sucesivos repartos y soluciones, optando finalmente Carlos II por testar a favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, lo que garantizaría la integridad de los territorios de la monarquía hispánica. La solución, a la que en principio sólo se opuso el Emperador, no tardó en generar un grave conflicto al confirmar el monarca francés a su nieto como heredero al trono, lo que pondría en sus manos un poder excesivo, a juicio de sus rivales.
La coalición antifrancesa se formó de manera inmediata, integrando a Inglaterra, Holanda, el Imperio alemán, Portugal, Dinamarca y el Ducado de Saboya, quienes apoyarán al archiduque Carlos como pretendiente al trono español. La guerra habrá de durar trece años y conocerá una solución de compromiso, de la que Inglaterra será la gran beneficiada: Felipe V será reconocido como soberano de la monarquía hispánica a cambio de no ostentar el trono francés, mientras Francia habrá de renunciar a sus proyectos expansivos sobre los Países Bajos e Italia.
La nueva centuria instala en la Monarquía hispánica una nueva dinastía, la de los Borbones. Sin embargo, este cambio no ha podido hacerse de manera más dolorosa. Las potencias europeas, singularmente Luis XIV de Francia y el Emperador austriaco, Leopoldo I, ansían hacerse con el control sobre el viejo imperio hispánico, imponiendo cada uno a su candidato al trono español, Felipe de Anjou, por parte de Francia, y el archiduque Carlos, como candidato austriaco.
El rey español Carlos II, complica aún más la cuestión al testar a favor del candidato francés. Asunto vital para el precario equilibrio europeo, inmediatamente se forma una coalición antifrancesa, que integra a Austria e Inglaterra como principales valedores. La guerra habrá de durar trece años y conocerá una solución de compromiso, de la que Inglaterra será la gran beneficiada: Felipe de Anjou será reconocido como soberano de la monarquía hispánica con el título de Felipe V a cambio de no ostentar el trono francés, mientras Francia habrá de renunciar a sus proyectos expansivos sobre los Países Bajos e Italia..
El siglo XVII representa en España, así como en Europa el auge del absolutismo. La monarquía absoluta de derecho divino, consigue imponerse definitivamente, y su máxima figura es el monarca francés Luis XIV, El rey Sol. Este modelo político, conocido como Antiguo Régimen, se extenderá por Europa y se mantendrá hasta la Revolución Francesa, a finales de la centuria.
El rey absoluto, centraliza todo el poder, eliminando privilegios y particularidades. La nobleza, despojada de su poder político, se convierte en aristocracia cortesana, contribuyendo al boato del rey.
Por debajo de él una amplia burocracia, un ejército especializado y una diplomacia compleja le ayudan en sus tareas de gobierno.
En España, el absolutismo llega de la mano del primer Borbón, Felipe V.
La muerte del último Habsburgo español, Carlos II, ocurrida en 1700, genera grandes expectativas de beneficio en dos candidatos a controlar la sucesión, Luis XIV de Francia y el Emperador austriaco, Leopoldo I. La herencia española, que comprende el dominio sobre diversos puntos estratégicos europeos, como Nápoles, Cerdeña, Sicilia, Milán y los Países Bajos, amén de los territorios peninsulares y americanos, convertirá a su beneficiario en la potencia hegemónica mundial y hará peligrar el precario equilibrio europeo.
Para evitar dicho fin, se llevan a cabo sucesivos repartos y soluciones, optando finalmente Carlos II por testar a favor de Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, lo que garantizaría la integridad de los territorios de la monarquía hispánica. La solución, a la que en principio sólo se opuso el Emperador, no tardó en generar un grave conflicto al confirmar el monarca francés a su nieto como heredero al trono, lo que pondría en sus manos un poder excesivo, a juicio de sus rivales.
La coalición antifrancesa se formó de manera inmediata, integrando a Inglaterra, Holanda, el Imperio alemán, Portugal, Dinamarca y el Ducado de Saboya, quienes apoyarán al archiduque Carlos como pretendiente al trono español. La guerra habrá de durar trece años y conocerá una solución de compromiso, de la que Inglaterra será la gran beneficiada: Felipe V será reconocido como soberano de la monarquía hispánica a cambio de no ostentar el trono francés, mientras Francia habrá de renunciar a sus proyectos expansivos sobre los Países Bajos e Italia.
La nueva centuria instala en la Monarquía hispánica una nueva dinastía, la de los Borbones. Sin embargo, este cambio no ha podido hacerse de manera más dolorosa. Las potencias europeas, singularmente Luis XIV de Francia y el Emperador austriaco, Leopoldo I, ansían hacerse con el control sobre el viejo imperio hispánico, imponiendo cada uno a su candidato al trono español, Felipe de Anjou, por parte de Francia, y el archiduque Carlos, como candidato austriaco.
El rey español Carlos II, complica aún más la cuestión al testar a favor del candidato francés. Asunto vital para el precario equilibrio europeo, inmediatamente se forma una coalición antifrancesa, que integra a Austria e Inglaterra como principales valedores. La guerra habrá de durar trece años y conocerá una solución de compromiso, de la que Inglaterra será la gran beneficiada: Felipe de Anjou será reconocido como soberano de la monarquía hispánica con el título de Felipe V a cambio de no ostentar el trono francés, mientras Francia habrá de renunciar a sus proyectos expansivos sobre los Países Bajos e Italia..
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