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15/8/07

60 ANIVERSARIO - La India: cara y cruz de la independencia

60 ANIVERSARIO

La India: cara y cruz de la independencia

  • La libertad de la colonia británica trajo consigo la creación del estado de Pakistán
  • Desde 1947, ambos países se han enfrentado en cruentas contiendas en tres ocasiones
Una multitud de niños forman la bandera india en el Fuerte Rojo de Nueva Delhi, como parte de los actos del 60º aniversario de la independencia. (Foto: AFP)
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Una multitud de niños forman la bandera india en el Fuerte Rojo de Nueva Delhi, como parte de los actos del 60º aniversario de la independencia. (Foto: AFP)

miércoles 15/08/2007 10:12 (CET)


Mª JESÚS HERNÁNDEZ

MADRID.- Hace 60 años el presidente Nehru anunció el "despertar de la India a la vida y a la libertad", tras dos siglos de dominación del entonces Imperio Británico. El día 15 de agosto de 1947, cuando las agujas del reloj marcaban las 00.00 horas, la que ahora es la democracia más poblada del planeta conseguía su independencia y parte del sueño de Mahatma Gandhi se veía cumplido: la India ya era una nación libre.

Para conseguir la ansiada libertad fue necesaria la creación de un nuevo estado musulmán, Pakistán, una condición contra la que Gandhi siempre luchó; su objetivo era una India libre, pero unida. Tres guerras —dos de ellas en Cachemira—, millones de muertos y la dotación por parte de ambos países de un armamento nuclear han marcado la historia de estos dos países enfrentados por la religión y los límites geográficos. En 2004, ambos firmaron un 'proceso de paz' donde el diálogo se ha visto interrumpido en varias ocasiones.

El principio del fin de la hegemonía británica

La independencia del país asiático ha sido una navaja de doble filo para hindúes y musulmanes, las dos comunidades han recorrido un largo camino hasta lograr su libertad. La lucha contra los 'invasores' se remonta al siglo XIX, cuando la pobreza, varias crisis y el deseo de autonomía desencadenaron la sublevación de la clase media, y la unión de ésta al Movimiento Nacionalista Indio (formado anteriormente sólo por la alta sociedad).

El primer ministro indio, Manmohan Singh, en el acto de celebración. (Foto: EFE)

El primer ministro indio, Manmohan Singh, en el acto de celebración. (Foto: EFE)

A partir de 1885 —año en el que se creó el Congreso Nacional Indio, cuya misión era la de mediar con los gobernadores británicos—, el Reino Unido fue haciendo concesiones hasta otorgar la libertad a la que actualmente es una de las 12 grandes potencias del mundo en lo que a desarrollo económico y nuclear se refiere.

Durante este recorrido, el pueblo indio encontró en Gandhi a su guía, el líder de la lucha 'no violenta'. Bautizado como Mahatma (alma grande), Gandhi consiguió levantar a las masas, movilizarlas contra la colonización y ponerse al frente del Congreso Nacional Indio como líder de los independentistas. Todo ello sin derramar ni una sola gota de sangre.

Por su parte, la población musulmana, descontenta por su escasa representación en el Congreso, creó en 1906 la Liga Musulmana, bajo las órdenes de Ali Jinnah. A partir de ese momento, los intereses de ambas comunidades fueron divergiendo.

El papel de las dos guerras mundiales

Las repercusiones de las dos guerras mundiales fueron clave para el desmoronamiento del imperio del Reino Unido. Tras la primera gran contienda, el poder de la nación india crecía, los ingleses lo sabían y su única salida era ceder, eso sí, muy poco a poco. Uno de los logros que marcó un antes y un después en la lucha contra los colonizadores fue la firma del Acta para el Gobierno de la India (1935). En este documento se pactó un sistema federal y unas elecciones que dotarían a cada una de las provincias de su propio Gobierno, siempre bajo supervisión de gobernadores británicos —los comicios, celebrados en 1937 se decantaron claramente por el Congreso Nacional Indio, mientras que la Liga Musulmana fracasó—.

El primer ministro indio pronuncia su discurso en el Fuerte Rojo de Nueva Delhi. (Foto: AFP)
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El primer ministro indio pronuncia su discurso en el Fuerte Rojo de Nueva Delhi. (Foto: AFP)

Pero el momento crucial llegó con la II Guerra Mundial. El pueblo se sublevó con Gandhi y Nehru a la cabeza, iniciando una rebelión pacífica que acabó con los principales líderes nacionalistas en la cárcel (Winston Churchill estaba dispuesto a todo para no perder su colonia asiática). Sin embargo, la deslealtad de muchos soldados del Ejército Nacional Indio en el campo de batalla y la cada vez más próxima llegada de los japoneses, colocaron al Reino Unido entre la espada y la pared.

La victoria de los laboristas en 1945, con Attlee como líder, dio un giro a la situación: los ingleses abandonarían su joya más preciada si la Liga Musulmana —que había movilizado a toda su comunidad— y el partido del Congreso pactaban un reparto de poderes. La imposibilidad de llegar a un acuerdo dio lugar a que el último virrey, Mountbatten (muy querido en la India), anunciara que los ingleses abandonarían el país antes de agosto de 1947. Y así fue.

Las consecuencias

La India consiguió su ansiada libertad, pero la falta de entendimiento entre las dos comunidades y la creación de Pakistán trajo consigo una complicada delimitación de fronteras, los desplazamientos de millones de refugiados de un país a otro (más de 14 millones de personas se quedaron sin hogar), matanzas perpetradas por grupos radicales —Gandhi fue asesinado por un extremista hindú por su empeño de conciliar ambos países—. Y finalmente, una contienda que acabó con la vida de millones de personas.

A esta guerra le han seguido dos más en Cachemira, territorio indio reclamado por Pakistán. Actualmente, ambos países están en medio de un 'Proceso de paz' que se ha paralizado en numerosas ocasiones, como sucedió en los atentados que azotaron Bombay en 2006; la India sospechó desde un primer momento de algún grupo radical pakistaní.

Por otro lado, la independencia ha situado al país asiático como una gran potencia económica y los pronósticos indican que en menos de dos décadas puede situarse a la cabeza del planeta. No obstante, no todo son buenos augurios para Pratibha Patil, la primera presidenta en la historia de la India, que tendrá que ponerse manos a la obra para disminuir el índice de pobreza y el de mortalidad infantil, donde también la India se encuentra en lo alto del 'ranking' mundial.