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13/2/09

¿Salvó Churchill al Régimen de Franco?

Churchill, Truman y Stalin en la conferencia de Potsdam.

En la conferencia de Potsdam celebrada en Julio de 1945, las principales potencias mundiales del momento, Estados Unidos representado por Truman, Rusia por Stalin e Inglaterra porChurchill(léase los vencedores), se reunieron para terminar de definir lo que sería el mapa de Europa a partir de aquel momento. En aquella reunión también se habló de España y de que hacer con el “molesto” régimen fascista del general Franco.

Esta es una transcripción soviética de lo que allí se habló sobre Franco y su régimen y aunque las versiones únicas y no contrastadas siempre hay que tomarlas con un punto de escepticismo, lo cierto es que la conversación no tiene desperdicio.

La conferencia de Postdam comenzó el 17 de Julio y ya el primer día Stalin sacó a colación el tema español.

STALIN: Es necesario examinar la cuestión del régimen de España. Nosotros los rusos consideramos que el presente régimen de Franco en España fue impuesto por Alemania e Italia y que entraña grave peligro para las naciones unidas amantes de la libertad. Opinamos que será bueno crear condiciones tales que el pueblo español pueda establecer el régimen que elija.

CHURCHILL: Estamos debatiendo aún las cuestiones que incluir en la agenda. Convengo que la cuestión de España debería ser comprendida en ella.

Mesa de la conferencia.

Truman, que había sido nombrado presidente de la reunión, no comentó nada al respecto y se tomó nota para incluir a España entre los asuntos a tratar. Fue el día 19 de Julio cuando el  tema de España estaba en la orden del día. Curiosamente, Truman concedió la palabra a Stalin con estas palabras.

TRUMAN: Does the Generalissimo wish to speak on the question? Desea el generalísimo hablar sobre la cuestión.

NOTA: Stalin se había auto-nombrado mariscal y los anglosajones le daban el nombre de “generalissimo“. Esta palabra junto a “guerrilla“, “junta” o “pronunciamento” fueron adoptadas por el vocabulario militar inglés desde el español. Curiosas las palabras adoptadas ¿no?.

STALIN: Se han distribuido copias de la propuesta. No tengo nada que añadir a lo que allí se expresa.

CHURCHILL: Señor presidente, el gobierno británico siente odio contra Franco y su gobierno. Donde veo alguna dificultad en adoptar el borrador propuesto por el Generalissimo es su punto primero que trata de la ruptura de toda relación con el gobierno de Franco, que es el gobierno de España. Creo que, considerando que los españoles son orgullosos y más bien sensibles, semejante medida causaría el efecto de unir a los españoles en torno de Franco, en vez de apartarlos de él. […] Por lo que toca a los países que han sido liberados en el curso de la guerra, no podemos permitir que se establezca en ellos un régimen fascista o tipo Franco. Pero aquí tenemos un país que no tomó parte en la guerra, y por eso es por lo que soy contrario a interferir en sus asuntos internos. El gobierno de su Majestad necesitará debatir muy detenidamente esta cuestión antes de decidir romper relaciones con España.

TRUMAN: No tengo ninguna simpatía al régimen de Franco, pero no deseo tomar parte en una guerra civil española. Ya estoy harto de guerra en Europa. Nos alegraríamos mucho de reconocer otro gobierno en España en vez del gobierno de Franco, pero pienso que es una cuestión que ha de resolver la propia España.

STALIN: ¿Es decir que no habrá cambios en España? […] No estoy proponiendo ninguna intervención militar, ni que desencadenemos una guerra civil en España. Deseo solamente que el pueblo español sepa que nosotros, los dirigentes de la Europa democrática, adoptamos una actitud negativa respecto al régimen de Franco. A menos que lo declaremos así, el pueblo español tendrá motivo para pensar que no somos contrarios al régimen de Franco. Podrán decir que, dado que hemos dejado en paz al régimen de Franco, esto significa que lo apoyamos. La gente entenderá que hemos aprobado, o dado nuestra bendición tácita, al régimen de Franco. Esto constituye un grave cargo contra nosotros. No me agrada estar entre los acusados.

CHURCHILL: Ustedes ya no tiene relaciones diplomáticas con el gobierno español y nadie podrá acusarle de lo que dice.

STALIN: Pero lo que si tengo es el derecho y la posibilidad de plantear la cuestión y resolverla. Todo el mundo cree que los tres grandes pueden resolver estas cuestiones. Yo soy uno de los tres grandes ¿Es que no tengo derecho a decir nada sobre lo que está pasando en España acerca del régimen de Franco y el grave peligro que representa para el conjunto de Europa? Cometeríamos una grave falta si ignorásemos esta cuestión y no dijéramos nada sobre ella.

No creo que sea necesario aclarar que la insistencia de Stalin no se debe a que esté preocupado por la democracia del mundo o por los españolitos de la posguerra, lo que ocurre es que aparte de su aversión innata hacia el fascismo, sabe perfectamente que con cualquier otro régimen algo se podrá rascar, pero con un régimen fascista, España será un coto cerrado para Rusia.

CHURCHILL: Todo gobierno es dueño de expresar sus ideas por su cuenta. Nosotros tenemos antiguas relaciones comerciales con España, que nos proporciona naranjas, vino y otros productos a cambio de nuestras propias mercancías. Si nuestra intervención no diera los frutos deseados, yo no querría que este comercio padeciera daño. Pero, al propio tiempo, comprendo totalmente a actitud adoptada por el Generalissimo Stalin. Franco tuvo el valor de enviar su división azul a Rusia, y entiendo muy bien la posición rusa. España, empero, no nos ha hecho nada a nosotros, ni siquiera cuando podía hacerlo en la bahía de Algeciras. Nadie duda que el Generalissimo Stalin odia a Franco y opino que la mayoría de los británicos comparte su pensar. Sólo deseo subrayar que nosotros no hemos sido perjudicados por él por ningún concepto.

STALIN: No es cuestión de perjuicios. Por lo demás, creo que Inglaterra también ha sido perjudicada por el régimen de Franco. Durante mucho tiempo, España puso su costa a la disposición de Hitler para que la usasen sus submarinos. Puede usted decir, por tanto, ha sufrido daños causados por el régimen de Franco en una forma u otra. Pero no deseo que este asunto se valore desde el punto de vista de algún perjuicio. Lo que importa no es la división azul, sino el hecho de que el régimen de Franco es una amenza grave para Europa. Por eso es por lo que creo que se debe hacer algo contra ese régimen. Si no es adecuada la rotura de relaciones diplomáticas, no insistiré en ella. Pueden encontrarse otros medios. Sólo tenemos que decir que no simpatizamos con el régimen de Franco y que consideramos justa la exigencia de democracia por parte del pueblo español; sólo tenemos que indicarlo y no quedará nada del régimen de Franco. Yo se lo aseguro. Propongo que los ministros de asuntos exteriores debatan si se puede encontrar otra forma más suave o flexible para hacer patente que las grandes potencias no apoyan al régimen de Franco.

TRUMAN: Me parece bien. Convengo en pasar el asunto a los ministros de asuntos exteriores.

CHURCHILL: Debo oponerme a esto. Creo que este es un asunto que debe ser resuelto en esta reunión.

STALIN: Claro que lo resolveremos aquí, pero que los ministros puedan examinarlo antes.

TRUMAN: Yo tampoco me opongo a pasar el tema a los ministros para su examen preliminar.

CHURCHILL: No lo considero conveniente, porque es un asunto de principios, es decir, de interferencia en los asuntos internos de otros países.

STALIN: Esto no es un asunto interno. El régimen de Franco es una amenaza internacional.

CHURCHILL: Todo el mundo puede decir esto del régimen de cualquier otro páis.

STALIN: No, no hay ningún régimen en país alguno como el de España. No queda régimen como ése en país alguno de Europa.

CHURCHILL: Portugal también podría ser condenado por tener un régimen dictatorial.

STALIN: El régimen de Franco fue instaurado desde el exterior, por medio de la intervención de Hitler. Franco se comporta de manera provocadora y da asilo a nazis. Yo no planteo ningún problema acerca de Portugal.

Así siguió la conservación hasta que Stalin rebajó un poco el tono de las demandas por lo que Truman, deseoso de pasar a otro tema pues España no le interesaba demasiado, dio carpetazo al asunto. El tema se solucionó con ocho líneas en el punto 10º del acta final de la reunión donde consta que Estados Unidos, Rusia e Inglaterra se oponen a la entrada de España en la Organización de Naciones Unidas.

No entraré en consideraciones de que si la  permisividad mundial ante la dictadura franquista, (que tanto contribuyó a su larga permanencia)estuviera dada por motivos comerciales, por devolver el favor a Franco de no intervenir en la guerra mundial o por el motivo que sea. Eso al fin y al cabo ya es historia. Lo que creo que es más sorprendente, es como los poderosos, en ocasiones, se reparten el mundo sobre una mesa mientras saborean un té con pastas.

El texto de la conversación está extraído íntegramente del libro:

Historia inaudita de España. Pedro Voltes

Acta final de la conferencia de Potsdam donde aparece la mención a España.