El Juicio a Sócrates
En año 399 a.C. Sócrates, uno de los más famosos filósofos de todos los tiempos, fue acusado de “corromper a los jóvenes y falta de creencia en los dioses ancestrales”. Aunque en realidad, su único delito fue el de decir lo que pensaba y esto, siempre levanta ampollas incluso entre sociedades tan liberales para la época como lo era la ateniense.
Sócrates fue juzgado en Atenas, ciudad de donde era originario y a la que amaba profundamente. Su juicio se celebró al modo ateniense, que no sabría decir si era justo o no, pero en donde por encima de todo primaba la democracia.
El método para elegir jueces y jurados era complicado. Todos los años se elegían 6.000 ciudadanos (sacados de entre las 10 tribus) que debían de estar disponibles para ser miembros del jurado. A cada uno de ellos se le entregaba una pieza de bronce (pinakion) que llevaba inscrito su nombre y un sello oficial.Los jurados lo formaban un número mínimo de 201 personas aunque podía llegar a estar constituido hasta por 2.001 personas. (Ese +1 era para evitar los empates).
Pinakion con nombre y sellos.
En el caso de Sócrates, el jurado lo formaban exactamente 500 personas (ignoro porqué en este caso el número es par) que fueron seleccionados el mismo día del juicio por medio del Cleroterion.
Reconstrucción de un Cleroterion. Los pinakion con los nombres se metían en las ranuras y luego por medio de un juego de bolas blancas y negras que se iontroducían por el embudo de la izquierda, se seleccionaban las columnas. Los nombres de esas columnas serían los miembros del jurado.
Trozos de Cleroterion encontrados en Atenas.
Esto se hacía así porque al no saberse los nombres hasta el último momento evitaba que ninguna de las partes pudiera sobornar o coaccionar a algún miembro del jurado.
Los atenienses no tenían la figura de fiscal y cualquier ciudadano podía acusar a otro (en caso de que menos del 20% del jurado votara culpable, el acusador debería pagar fuertes multas. Así se evitaban falsas acusaciones). El acusador de Sócrates fue Meleto poeta y fanático religioso quien, como dije, lo acusaba de corromper a la juventud y de impiedad (falta de creencia en los dioses) acusaciones muy serias pues se castigaban con pena de muerte. Lo peregrino de algunos diálogos del juicio, dejan claro que detrás de esas acusaciones también debían de existir razones políticas o personales contra Sócrates.
[...]Lo que has dicho, Sócrates, son sólo insinuaciones -rebate Meleto-. Defiéndete más bien de la acusación de corromper a los jóvenes.
- ¿Y cómo piensas, Meleto, que puedo corromper a los jóvenes?
- Diciéndoles que el Sol es una piedra y que la Luna está hecha de tierra - responde Meleto.
- Creo que me has confundido con otro: los jóvenes pueden leer todo eso cuando lo deseen, comprándose por una dracma los libros de Anaxágoras de Clazomene en cada esquina del ágora.
- ¡Tú no crees en los dioses! -grita Meleto, poniéndose de pie y amenazándolo con el dedo índice- ¡Tú crees sólo en los Daímones!
- ¿Y quiénes serían éstos? -pregunta Sócrates sin perder la compostura.- ¿Hijos malvados de los dioses? Así pues, afirmas que no creo en los dioses sino sólo en la existencia de los hijos de los dioses. Es como decir que creo en los hijos de los caballos, pero no en los caballos.
Clepsidras (relojes de agua). Se usaban para medir los tiempos de intervención. Se disponía de unos seis minutos por turno.
A pesar de todo, se celebró una primera votación. La votación era secreta y para eso utilizaban unas piezas circulares llamadas psephos. Cada jurado tenía dos de estas, una con la varilla central maciza (inocente) y otra hueca(culpable). Por orden, uno a uno, pasaban delante de dos urnas, en la primera debían de dejar el veredicto y en la segunda la otra pieza.Así no se sabía cual dejabas en cada urna.
Psephos usados para votar. Las varillas huecas significaba culpable.
El resultado de la votación fue el de culpable por un estrecho margen. (280 - 220) Sócrates debía morir. La conmoción en la sala es general y como era costumbre se le dice al acusado que proponga él una pena alternativa. Sócrates con cierto tono de guasa responde:
¿Una pena alternativa? ¿Y qué he hecho para merecer una pena? Durante toda la vida he descuidado mis intereses personales, mi familia y mi casa. Nunca he aspirado a mandos militares ni a honores públicos. No he participado en conjuras ni en otras formas de sedición. ¿Qué penas corresponden a quien ha hecho esto? No quisiera equivocarme, pero creo tener derecho sólo a un premio, el de ser alojado y mantenido en el Pritaneo a expensas del Estado.
Por lo visto con los atenienses bromitas las justas y un clamor de enfado invadió la sala. Sócrates trató de arreglar el desaguisado:
De acuerdo, de acuerdo, mis queridos conciudadanos: me hago cargo de que me habéis entendido mal. Algunos han tomado mi sentido de la justicia por un acto de arrogancia. Pero decidme con franqueza: ¿qué podría haber propuesto como pena? ¿La cárcel? ¿El exilio? ¿Una multa en dinero? ¿Y qué multa podría pagar yo, que nunca he enseñado por dinero? Como mucho, estaría en condiciones de ofrecer una mina de plata.
La cantidad ofrecida no debió de ser del agrado del respetable y de nuevo las palabras del filósofo fueron tomadas por otra ofensa haciendo aumentar los gritos de quienes protestaban. Finalmente se resolvió hacer otra votación y esta vez el resultado fue contundente; 360 votaron culpable y 140 inocente.
Creo que merece la pena destacar este pequeño resumen de las palabras finales de Sócrates al conocer su definitiva sentencia.
Ciudadanos atenienses , temo que hayáis asumido una gran responsabilidad ante la Polis. Era viejo, bastaba con esperar y la muerte habría llegado por sí misma, de modo natural. Actuando así no tenéis ni siquiera la seguridad de haberme castigado. ¿Sabéis por ventura qué es morir? Con seguridad, una de estas dos cosas: o un caer en la nada, o trasmigrar a otra parte. En la primera hipótesis, creedme, la muerte podría ser una gran ventaja, no más dolores, no más sufrimientos; en el segundo caso, en cambio, tendría la suerte de encontrarme con muchísimos personajes excepcionales. ¿Cuánto pagaría cada uno de vosotros por hablar cara a cara con Orfeo, con Museo, con Homero o con Hesíodo? ¿O con Palamedes y con Ayax de Telamón que murieron ambos por haber sido tratados de manera injusta? Pero ha llegado la hora de partir, yo a morir y vosotros a vivir. Quién de nosotros ha tenido mejor destino es oscuro para todos, menos para los dioses.
Fue llevado a la cárcel donde sería ejecutado a la mañana siguiente por medio de cicuta.
Prisión en el ágora de Atenas. Posiblemente en la que fue encerrado Sócrates y donde murió.
Sus amigos sobornaron a los guardias y le prepararon la huida pero él se negó pues parecería más culpable además de que, según dijo, no sería capaz de vivir lejos de su querida Atenas. Su última noche la pasó acompañado de sus buenos amigos entre los que se encontraba Platón.
La muerte de Sócrates, por Jacques-Louis David
Cuentan que esa noche Sócrates se empeñó en aprender una complicada melodía para tocar con la flauta. Sus amigos se lo recriminaban y le decían que para qué iba a perder su última noche de vida en algo tan complicado. Sócrates muy serio les contestó:
¿Para que va a ser? Para aprenderla antes de morir.
Busto de Sócrates. Tenía cara de ser bonachón y algo guasón. ¿Verdad?
Más en:
El juicio de Sócrates (Wiki)
Heliea (Tribunal supremo de Grecia) (Wiki)
Citas de Sócrates. Breve y enriquecedora lectura muy recomendable (Wikiquote)