Las sombras se mueven a su alrededor pero la oscuridad nunca se desvanece del todo, dijo de Tutankamón Howard Carter, el descubridor de su tumba. Tutankamón, icono de maravilla y de misterio, revela poco a poco sus secretos. Ahora, la ciencia ha hurgado más a fondo en su maltrecho cuerpo tres veces milenario y arroja un puñado de nuevos descubrimientos, unos concluyentes y otros no tanto pues no es fácil escudriñar en el pasado de los faraones ni en los viejos corazones de las momias.
El jefe de antigüedades de Egipto, Zahi Hawass (con sombrero), en 2007 ante la tumba de Tutankamón.-
Bajo la supervisión del jefe de la arqueología egipcia, Zahi Hawass, se ha sometido a Tutankamón y a otras 15 momias, 11 de ellas acreditadas como de miembros de la familia real de la famosa XVIII Dinastía (incluidos los dos tristes fetos femeninos de su tumba), a una batería de análisis, entre ellos de ADN, que demuestran, según el estudio publicado enJournal of the American Medical Association (JAMA), que el joven faraón padecía paludismo y que ello influyó en su muerte. La investigación arroja también información sobre las relaciones de parentesco de Tutankamón, algo que, junto con las causas de su fallecimiento, forma parte de los grandes misterios de la historia del Antiguo Egipto.
Ancestry and pathology in king Tutankhamun's family es el título del artículo que firman 17 científicos encabezados -cómo no- por Hawass y que se adelanta a la presentación pública hoy de los resultados del estudio (habrá que ver cómo defiende las hipótesis más aventuradas el rais de la egiptología). La imagen que se desprende del dorado Tutankamón es la de un joven realmente hecho polvo que sufría múltiples dolencias parte de las cuales habrían conducido por acumulación "a un inflamatorio e inmuno-supresivo, y por tanto debilitador, síndrome". Un chico divino que necesitaba bastones (de los cuales se hallaron hasta 130 en su ajuar) para caminar a causa de "la necrosis de los huesos, a menudo dolorosa, causada por la enfermedad de Köhler", que se ha detectado en la momia. Añádase oligodactilia (hipofalangismo) en el pie derecho y pie deforme en el izquierdo. Según el estudio, una repentina fractura de la pierna, posiblemente causada por una caída (que ya se halló en el escaneado hace unos años de la momia), habría llevado a que la vida de Tutankamón peligrara cuando se produjo una infección por malaria. Determinados productos de uso médico hallados en la tumba apoyarían este diagnóstico. Enfin, no es raro que el chico se cayera con esos pies...
Más allá del asunto de la muerte, los científicos creen haber aclarado quiénes eran los ancestros de Tutankamón. Los análisis de ADN señalan a Yuya y Tuya, pareja cuyas momias están hace tiempo identificadas, como bisabuelos del chico; a Amenofis III, también identificado, como el abuelo, y a la momia de la "dama anciana" denominada oficialmente KV35EL (seguramente la reina Tiye) y hallada en la tumba 35 del Valle de los Reyes, como la abuela.
Más complicado es el tema de los padres. Papá de Tut sería, según los análisis de parentesco, la polémica momia hallada en la controvertida tumba 55 del Valle de los Reyes y que algunos han identificado como la de Akenatón y otros como la del enigmático faraón Smenkara, que sucedió a este (y que algunos han teorizado que pudo ser la propia Nefertiti convertida en rey a la muerte de su marido). Mientras que mamá sería KV35YL (cierto, no suena muy tierno), la otra momia femenina hallada en la tumba 35 junto a KV35L (y un tercer personaje, un chico, que vamos a obviar para no seguir liándola). ¿Y quién se esconde tras la denominación KV35YL? La estudiosa Joann Fletcher la identificó en 2003 con Nefertiti, aunque los especialistas consideran que las evidencias no son suficientes.
Sin duda es una reina o princesa de la XVIII Dinastía y es probable que hoy Hawass se saque un conejo de la chistera y revele de quién, en su opinión, se trata. Quizá de una hija de Akenatón, con lo cual, tendríamos un hermoso caso de incesto y Tutankamón sería hijo de su padre y su propia hermana (recuérdese que se casó con otra -medio- hermana, Ankesenamón, que sería acaso además, oh, Dios, su tía; algunos la han identificado con una de las dos damas anónimas de KV21). Es cierto que Akenatón y Nefertiti tenían hijas creciditas y que Tut parece haber sido más jovencito.
Hasta ahora, la teoría más aceptada era que Tutankamón era hijo de Akenatón y una esposa secundaria, Kiya, cuyo momia no ha sido identificada. De hecho, durante un tiempo, mientras se excavaba, se abrigó la esperanza de que la última tumba descubierta hasta ahora en el Valle de los Reyes, KV63, en 2006, fuera la suya (en realidad no había nadie dentro, sólo ataúdes vacíos).
Parece que Hawass también anunciará hoy evidencias arqueológicas que probarían que Akenatón es realmente la momia de la tumba 55 (a cuyo precioso ataúd momiforme se le arrancó la cara y los cartuchos con el nombre de realeza). Todo este lío tiene, por supuesto, su explicación: el final de la XVIII Dinastía vio las convulsiones de la herejía amarniana de Akenatón, un cambio religioso radical que provocó lo que parece haber sido un verdadero cataclismo espiritual (y político) en Egipto. La vuelta a la ortodoxia llegó aparejada con una condena de Akenatón y Nefertiti, por el revuelo, y sus sepulcros y momias sufrieron de manera acorde.
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