Durante la Guerra de Crimea, un tipo llamado Charles Lucas navegaba en el Báltico a bordo del HMS Hecla. Era junio de 1854 y este barco, junto con otros dos, había estado bombardeando un fuerte en una isla finlandesa. De repente, comenzaron a recibir fuego. Antes de que se pudieran poner a cubierto, un proyectil cayó sobre la cubierta aunque no explotó. Comenzó a rodar manteniendo a todo el mundo con el corazón encogido ya que emitía un ruido que dejaba claro que seguía activo.
Todos se tiraron al suelo. Entonces, en aquel preciso momento, fue cuando nuestro amigo Charles Lucas salió a escena. Corrió hacia el proyectil, lo cogió (y debía estar calentito) y lo arrojó al mar. Acabó explotando antes de llegar al agua. De este modo, Lucas salvo a sus compañeros y, quizás, al propio barco. Este tipo, por esta acción, fue merecedor de la primera Cruz Victoria que se otorgó. No parece fácil, a la vista de esto, conseguir el preciado reconocimiento.
Fuente: Military's strangest capaigns and characters, de Tom Quinn
Todos se tiraron al suelo. Entonces, en aquel preciso momento, fue cuando nuestro amigo Charles Lucas salió a escena. Corrió hacia el proyectil, lo cogió (y debía estar calentito) y lo arrojó al mar. Acabó explotando antes de llegar al agua. De este modo, Lucas salvo a sus compañeros y, quizás, al propio barco. Este tipo, por esta acción, fue merecedor de la primera Cruz Victoria que se otorgó. No parece fácil, a la vista de esto, conseguir el preciado reconocimiento.
Fuente: Military's strangest capaigns and characters, de Tom Quinn