Repasando hoy algunas cosas que escribí hace un tiempo para la web www.vivirenlahistoria.com, he visto esta entrada que explica lo que es la ordalía, que me parece interesante para traerla a Curistoria.
La ordalía era una prueba judicial que podríamos considerar entre supersticiosa, religiosa e inaudita. Estaba destinada a demostrar la culpabilidad o la inocencia de un acusado de un modo determinante. También se le conocía como “el juicio de Dios”, porque se atribuía a este la resolución final de la prueba.
Este tipo de pruebas son muy anteriores a la Edad Media, pero se perpetuaron hasta estas fechas. Consistía en tomar un elemento, habitualmente agua o fuego, y utilizarlo para que el mismo Dios tomara una decisión sobre la vida y la inocencia del juzgado. Por ejemplo, este debía meter la cabeza bajo el agua, las manos en agua hirviendo, una mano sobre el fuego o caminar sobre brasas descalzo. Si sobrevivía a la prueba o las lesiones eran leves, Dios estaba del lado del juzgado. En cambio, si Dios sabía que era culpable, se encargaría de que muriera.
Por supuesto, si el acusado se negaba a realizar lo que dictaba la ordalía era considerado culpable, como es lógico.