Hace unos días, un lector del blog llamado Esteban Teruel (muchas gracias Esteban) me ponía tras la pista de lo que voy a narrarles hoy. Él lo había leído en el libro “Los secretos del Día D”, de Larry Collins y esa es la fuente de la historia de hoy.
El coronel Sir Archibald David Stirling era un escocés que sirvió en el ejército británico durante la Segunda Guerra Mundial. Su labor fue importante, ya que nada más y nada menos fue uno de los fundadores del SAS (Special Air Service).
En un momento determinado, le autorizaron a doblar el número de efectivos a su servicio por la buena marcha de sus acciones. Seleccionó para engrosar sus filas a la compañía de paracaidistas del capitán Berger, de la Francia Libre. Coincidió aquello con una “rabieta” de Chales De Gaulle con los británicos, que le llevó a decir que ningún soldado francés serviría bajo mando de un británico.
Frente a la negativa, Stirling viajó hasta Beirut y se entrevistó con De Gaulle. Este escuchó con respeto y hasta encontró razonable la petición, pero siguió en su postura: ningún francés bajo mando británico. En la despedida, Stirling, resignado, le dijo al general que era la primera vez que un escocés testarudo no conseguía su propósito.
Al momento De Gaulle dijo: “¿Escocés? ¿Por qué no lo ha dicho antes?” Y como no era británico sino escocés, el francés accedió a la petición y Stirling tuvo sus 100 paracaidistas.
100 paracaidistas para David Stirling
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