En 1939, después de que el bando nacional ganara la Guerra Civil Española, se localizaron los restos de José Antonio Primo de Rivera, líder de Falange y convertido ya entonces en mártir para los suyos y en bandera para todo aquel al que le convenía. Quizás vivo no hubiera sido tan relevante su persona.
Los restos fueron localizados en Alicante y se decidió que debían ser trasladados a El Escorial. Unos 400 kilómetros separan ambos lugares, lo que no impidió que se preparara un viaje, un último viaje, para aquel hombre a pie. Fue llevado a hombros de falangistas, atravesando los campos de España regados con sangre aún caliente. Un desfile y cortejo casi medieval y grotesco.
Diez días con sus noches, porteado a hombros, pasando por pueblos en los que los falangistas se peleaban por cargar con su mártir y en los que algunos, no falangistas, cargaron mientras le rechinaban los dientes para acercarse a los ganadores, hambrientos aún de venganza. Por las noches, el cortejo discurría con antorchas encendidas y silencio. Sin duda, un espectáculo macabro.
El 2 de diciembre de 1939 Franco recibió a la comitiva en El Escorial. Para aquel último relevo se escogieron a los más condecorados falangistas.
Los restos fueron localizados en Alicante y se decidió que debían ser trasladados a El Escorial. Unos 400 kilómetros separan ambos lugares, lo que no impidió que se preparara un viaje, un último viaje, para aquel hombre a pie. Fue llevado a hombros de falangistas, atravesando los campos de España regados con sangre aún caliente. Un desfile y cortejo casi medieval y grotesco.
Diez días con sus noches, porteado a hombros, pasando por pueblos en los que los falangistas se peleaban por cargar con su mártir y en los que algunos, no falangistas, cargaron mientras le rechinaban los dientes para acercarse a los ganadores, hambrientos aún de venganza. Por las noches, el cortejo discurría con antorchas encendidas y silencio. Sin duda, un espectáculo macabro.
El 2 de diciembre de 1939 Franco recibió a la comitiva en El Escorial. Para aquel último relevo se escogieron a los más condecorados falangistas.