
Rolland Garros intento solucionar el problema recubriendo las hélices con acero. Esto evitaba que la hélice se rompiera al recibir un impacto aunque después de un tiempo se dañaba. El gran peligro estaba para el piloto que corría el riesgo de verse alcanzado por alguna esquirla de las balas que tocaban o rozaban la hélice.
Otra solución provino del alemán Fokker que diseñó un sistema que sincronizaba los disparos con el giro de la hélice de tal modo que las balas nunca chocaban contra las palas. Las balas únicamente eran disparadas cuando había un espacio libre frente al cañón, es decir, cuando el giro lo permitía. Como decía, las balas se lanzaban mucho más rápido que el giro de la hélice y esto permitía disparar casi de forma continúa. Como vemos, no fue sencillo volar y disparar.
Fuente: Military's strangest capaigns and characters, de Tom Quinn