En 1823, el rey Fernando VII de España, después de la Guerra de Independencia contra Francia, pidió a este país ayuda para luchar contra los liberales y así restablecer el absolutismo en virtud de los acuerdos de la Santa Alianza. El ejército francés intervino de la mano del duque de Angulema, que se puso al mando de aquellos Cien Mil Hijos de San Luis, aunque en realidad eran algo menos de 75.000 soldados.
Las tropas españolas, bajo el mando de Francisco Espoz y Mina se enfrentaron a ellos en Cataluña, sin éxito. Los franceses acabaron por tomar Madrid, de nuevo, como lo habían hecho apenas unos años antes y, también repitiendo la historia, sitiaron Cádiz sin poder tomarla.
Esto acabó con un pacto en el que Fernando VII se comprometía a defender la libertad de los españoles de acuerdo a la constitución de 1812, la Pepa. Finalmente no cumplió su palabra pero en cualquier caso el Trienio Liberal estaba finiquitado. Resumiendo, el ejército francés puso el trono a disposición del rey español, luchando contra españoles. Y, eso sí, todo lo pagó el rey, es decir, los españoles.
Las tropas españolas, bajo el mando de Francisco Espoz y Mina se enfrentaron a ellos en Cataluña, sin éxito. Los franceses acabaron por tomar Madrid, de nuevo, como lo habían hecho apenas unos años antes y, también repitiendo la historia, sitiaron Cádiz sin poder tomarla.
Esto acabó con un pacto en el que Fernando VII se comprometía a defender la libertad de los españoles de acuerdo a la constitución de 1812, la Pepa. Finalmente no cumplió su palabra pero en cualquier caso el Trienio Liberal estaba finiquitado. Resumiendo, el ejército francés puso el trono a disposición del rey español, luchando contra españoles. Y, eso sí, todo lo pagó el rey, es decir, los españoles.