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11/3/10

s2t2 -“Y aquí mi sobrino, que es sifilítico” - Filatélico, tío, filatélico (1930)

de LA ALDEA IRREDUCTIBLE
"Ilustres cultivadores del género de destrozar nuestro idioma tenemos y hemos tenido siempre.

Y no solo me refiero a Jesús Gil y Gil con su “ostentóreo” lenguaje, ni al torero Jesulín de Ubrique, al que se atribuyen frases tan célebres como 'En dos palabras: im-presionante'.

Me refiero al político catalán Joan Pich i Pon (1878-1937), una persona de orígenes humildes y escasa cultura pero que llegó a ser senador, diputado, y Alcalde accidental de Barcelona en 1935 y que, según cuenta la Historia, fue un auténtico portento en este tipo de pifias verbales, conocidas popularmente con el nombre de “piquiponadas ('pich-i-ponades')


En aquellos tiempos escuchar a Pich i Pon era todo un espectáculo: contaba que un político amigo suyo quería presentarse por la “circuncisión” de Barcelona, hablaba del conflicto “nipojapones” o de la guerra “anglobritánica” con toda naturalidad… en una tertulia soltó que, para él, el mayor tirano no fue ni Calígula ni Nerón sino… Tirano de Bergerac.

Uno de los errores más célebres sucedió durante un discurso desde el balcón del Ayuntamiento de Barcelona. Pich i Pon mostraba su alegría por un galardón que le acababan de conceder pero, en vez de decir que 'por fin se le hacía justicia' exclamó: 'Por fin me han ajusticiado'

Sus fallos verbales constituyeron todo un pasatiempo popular. Varios periódicos de la época llegaron a reunir un buen número de “piquiponadas” (aunque muchas de ellas eran inventadas) y hasta llegaron a premiar las mejores con tres pesetas.

Separar las auténticas de aquellas que únicamente fueron fruto de la imaginación popular resulta hoy difícil.

Dicen que el mismo Pich i Pon se reía de sus meteduras de pata, reconociéndolas y comentándolas: 'El otro día dije una de órgano' (órdago)

Veamos algunos de los otros muchos patinazos que se atribuyen a este político con apellidos de juguete:

- Presentes varias damas en la inauguración de unas obras se le escapó: 'Estas obras me han costado un huevo…” y, al observar la expresión ante tal comentario de alguna de esas señoras presentes, trató de arreglarlo sobre la marcha y añadió: “¡...de la cara!”

- Una de las primeras “piquiponadas” registradas fue esta frase pronunciada en un acto público: “Al oír cantar la Marsellesa, se me erizan los pelos del corazón

- Uno de los muchos cargos que desempeñó en su carrera política fue el de presidente de la Comisión de Parques y Jardines. Parece comprobado que en una visita al Parque de la Ciutadella, al comentarle el director del zoológico la conveniencia de una góndola, Pich accedió con entusiasmo: “Sí, pero no una, sino dos: un macho y una hembra. ¡Que críen, que críen!”.

- En una época de intensa actividad política dijo:

'Ahora iremos a Lleida a dar un ciclón de conferencias”.
(Numerosos testigos lo avalan.)

- En otra ocasión soltó en un discurso: “Sería necesario que cada uno viviera en su propia tierra. Entonces seguramente comenzaríamos a estar bien. Los franceses, en Francia; los ingleses, en Inglaterra; los murcianos, en Murcia; los belgas, en Belgrado'

- Un debate en el consistorio municipal duraba más de la cuenta y Pich i Pon cortó expeditivamente: “Señores, todo esto es un circuito vicioso...

- En un entierro civil, poseído de su ardor laico, comentó: “Llegará un día en que los entierros se harán sin curas y sin difunto...

- Un día dijo al ilustre filósofo Don José Ortega y Gasset, que era el “antílope” de su hermano Eduardo, consumado deportista.

Acabo con la “piquiponada” que da título a este post. Pich i Pon presentaba a un miembro de su familia de esta manera:
—Y aquí mi sobrino, que es sifilítico.
—Filatélico, tío, filatélico (contestó aterrado el sobrino)
Joan Pich i Pon fue un auténtico profesional en esto de dar patadas al diccionario.

Vamos, que ni Napoleón en la Batalla de Waterpolo cometió tantos fallos :)


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