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La Inquisición era un tribunal eclesiástico que perseguía la herejía y tuvo su máximo auge en España a partir del siglo XV. Inicialmente, se ocupó del problema de los conversos judíos y de los moriscos; para mas tarde, ser utilizado con fines políticos por los monarcas. Estaba presidido por el Inquisidor General y apoyado por un Consejo; existían también tribunales locales en los que tenían especial importancia los familiares. Éstos, no tenían vínculos de sangre con los miembros de la Inquisición sino que eran un conjunto de cristianos laicos que ayudaban a los tribunales en cuestiones menores y les servían como “chivatos”. No todo el mundo servía para estos menesteres; debían estar “limpios de sangre” (no tener antepasados judíos o musulmanes) y, a cambio, estaban exentos de ciertos impuestos y disfrutaban de privilegios sociales.
Seguro que alguno de estos chivatazos sirvieron para zanjar cuestiones personales más que religiosas. La envidia y la venganza siempre fueron malas consejeras.
Los familiares de la Inquisición escrito por Javier Sanz en: Historias de la Historia