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12/3/10

La erupción del Tera y la caída de los minoicos


La erupción del Tera y la caída de los minoicos

"El estruendo ensordeció y aterró a los cretenses que, evidentemente, no tenían manera de saber cuál era la causa. Luego llegó la lluvia de barro y cenizas, el frío, el ardor y las llamas. Lo peor, sin embargo, fueron las olas que rompieron encima de la isla, mucho más altas y rápidas que las del Krakatoa." SPYRIDON MARINATOS, 1972

Los temblores de tierra retumbaron durante semanas mientras el cráter en el centro de la isla arrojaba cenizas y lava. Los agricultores de Tera abandonaban sus campos y pueblos a medida que llovían detritos encima de sus casas; cogieron sus embarcaciones y huyeron. Y un día de verano del siglo XVII o XVI a. C., el volcán estalló con una fuerza enorme. El cono volcánico se desplomó por etapas después de la erupción. Una densa ceniza cubrió gran parte de Creta. Pero ¿destruyó realmente la civilización minoica la erupción del Tera? Como muchos otros misterios arqueológicos, la respuesta a este rompecabezas se nos escapa.


EL GRAN CATACLISMO
Tera, también llamada Santorini, es una isla en el sur de las Cícladas en el mar Egeo que en su día ocupaba 16 km. de diámetro. Los antiguos la llamaban Kallistê (la hermosa); era una isla escarpada, aun fértil, con un volcán de unos 1.600 m. por encima del nivel del mar. La explosión de 7.500 megatones, más fuerte que la explosión atómica de Hiroshima, hizo tres islas de una. Éstas rodean una caldera de 80 km², con acantilados empinados de ceniza y piedra pómez. Llovieron en la isla millones de toneladas de tefra (ceniza volcánica), que cubrieron cada una de las comunidades bajo capas de polvo fino. Los vientos predominantes del noroeste llevaron la misma ceniza volcánica a lo lejos al este de Creta y al este del Mediterráneo. Varios metros de ceniza cayeron encima de los campos minoicos de Creta, lo que hizo estragos en las cosechas. En las muestras recogidas en las profundidades del mar se han encontrado cenizas de Santorini en una superficie de más de 300.000 km² y hasta 700 km. en la dirección del viento. Estas muestras constan principalmente de ceniza, lo bastante pequeña para poder haber sido transportada por los vientos veraniegos del noroeste.
En el centro de la erupción, podrían haberse originado tsunamis (olas gigantescas causadas por una actividad sísmica). Erupciones menores del volcán de Santorini en los años 365 y 1650 crearon maremotos que causaron graves daños en la costa norte de Creta y en lugares tan distantes como Alejandría (Egipto). Un terremoto cerca de Amorgos en el año 1956 generó olas de 40 m. Las del cataclismo mucho más importante de Tera, en proporción, debieron ser mucho más grandes, dada la fuerza de la erupción y la profundidad del océano. La costa cretense norte, bastante inclinada y que se encontraba a 100 km. de distancia, donde vivían muchas comunidades minoicas, habrían sido vulnerables a los tsunamis.

UNA VÍCTIMA DE LA NATURALEZA: AKROTIRI
La explosión del Tera está entre los más grandes desastres naturales desde la Edad de Hielo. La tremenda erupción del Tambora del año 1815 (en el sudeste asiático) fue superior en intensidad. Pero la del Tera hace parecer pequeña la célebre explosión del Krakatoa del año 1883, que mató a decenas de miles de personas y destruyó docenas de comunidades. En el año 1939, el arqueólogo griego Spyridon Marinatos teorizó sobre el desastre del Tera, diciendo que había contribuido a la decadencia de la civilización minoica después del año 1500 a. C. La mayoría de arqueólogos acogieron su teoría con cautela. Hasta que Marinatos descubrió Akrotiri, un asentamiento minoico abandonado apresuradamente, sepultado bajo ceniza volcánica en el sudeste de Tera. Sus excavaciones mostraron la enorme intensidad de la erupción.
Akrotiri ha recibido el nombre de la Pompeya del Egeo, un asentamiento completo cubierto por las cenizas que la conservaron para la posteridad. Aunque aquí los habitantes tuvieron tiempo de huir. Marinatos desenterró una ciudad que ocupaba más de 13 hectáreas, con sólidas casas separadas por estrechos callejones, al igual que numerosas comunidades griegas rurales de hoy en día. Muchas casas tenían dos o tres pisos. Marinatos excavó cada habitación con mucho cuidado y desenterró una comunidad que había quedado congelada en un momento del tiempo. Camas, botes de conserva y otros artefactos seguían allí donde los habían dejado los habitantes que huían. En algunas de las paredes había frescos de color, pintados brillantemente, con guerreros y ciudades, barcos, animales y plantas, incluso dos chicos luchando en un combate. Akrotiri era una comunidad modesta, pero nos dice más de su vida diaria que cualquier palacio cretense.

LA FECHA DE LA ERUPCIÓN
Cuando Marinatos intentó determinar la fecha de Akrotiri y, por consiguiente, de la erupción, basó su cronología en vasijas de cerámica de las casas, que comparó con ejemplos conocidos del famoso Palacio de Minos en Cnoso (norte de Creta). Vasijas similares aparecieron en sitios egipcios a lo largo del Nilo que, según los registros históricos, se remontan al 1500 a. C. aproximadamente. Marinatos, en consecuencia, determinó que el cataclismo databa del año 1450 a. C. aproximadamente, justo la época en que la civilización minoica empezaba a estar en decadencia y aparecieron en Cnoso signos de destrucción. Argumentó, aparentemente con razón, que la erupción de Tera contribuyó a la caída de Cnoso -y de la civilización minoica como conjunto- en manos de los micénicos de la península griega.
Los años recientes han sido testigos de una revolución en nuestro conocimiento de las antiguas fluctuaciones climáticas, debido al estudio de las secuencias de los anillos arbóreos y de los núcleos profundos de hielo, que registran los cambios año a año, década a década, de la temperatura y las precipitaciones. Algunos expertos afirman que los datos de los anillos arbóreos y los núcleos de hielo del norte de Europa y Groenlandia revelan una bajada de temperaturas y un crecimiento deficitario de los árboles en una zona muy extensa en el año 1628 a. C., un fenómeno que se sabe que está relacionado con los efectos de la ceniza volcánica, que tapan la luz del sol. Los mismos expertos creen que esta anomalía se puede atribuir al Tera y que la explosión, por consiguiente, tuvo lugar en el sigloXVII a. C., un siglo y medio antes de la decadencia final de la civilización minoica. Sin embargo, los que defienden la cronología de Marinatos señalan que la anomalía climática en las secuencias de los núcleos de hielo y los anillos arbóreos se produjo en el norte de Europa y puede reflejar no la erupción del Tera, sino otro acontecimiento volcánico desconocido que habría tenido lugar 150 años antes.
Otro descubrimiento reciente aumenta el misterio de la datación. Al otro lado del Mediterráneo, en el delta del Nilo (Egipto), el estudioso austríaco Manfred Bietak ha descubierto piedra pómez en unos estratos que datan del año 1550 a. C. aproximadamente en Tell el-Daba (Avaris). Esta piedra pómez puede también ser una prueba de una erupción volcánica muy importante en el Mediterráneo oriental. Un siglo y medio después todavía no sabemos cuándo explotó Tera.

¿QUÉ LES OCURRIÓ A LOS MINOICOS?
No hay ninguna duda en que el desastre de Tera tuvo un grave impacto en la vida minoica, especialmente en palacios y comunidades agrícolas situados cerca de la costa norte o en el camino de la nube de cenizas volcánicas en el este de Creta. La lluvia de cenizas habría cubierto campos de cultivo en crecimiento, los habría matado e impedido que se pudiera arar en ellos. Cientos, si no miles, de personas debieron morir de hambre y de las enfermedades infecciosas que son consecuencia inevitable de esta hambruna. La misma Cnoso se encuentra a cierta distancia del mar, elevada, de modo que los maremotos no habrían inundado el palacio, ya que había comunidades grandes y pequeñas en la costa. Cientos de barcos mercantes, barcas de pesca y embarcaciones más pequeñas debieron ser destrozadas por los tsunamis, cosa que debió afectar gravemente al comercio a larga distancia de vino y aceite de oliva que alimentaba a la civilización minoica. Pero probablemente el cataclismo no destruyó a los minoicos, que parece que sobrevivieron e incluso prosperaron durante, como mínimo, algunas generaciones después del desastre y tal vez durante mucho más tiempo.